Uno de los momentos más poderosos en la vida de un nuevo creyente es la comprensión de que existe algo a lo cual llamamos “falsos conversos”. La repentina comprensión de que la salvación no depende de una oración, un acto o una historia familiar impulsa a los verdaderos creyentes a una comprensión completamente diferente en su caminar con Cristo. Comienzan a examinarse adecuadamente (2 Cor 13: 5), se vuelven más evangelizadores, se preocupan más por la teología correcta. Comprender el hecho de que los falsos conversos son una realidad, es una parte importante para aquellos que se llaman a sí mismos cristianos.
Muchos de nosotros hemos vivido situaciones decepcionantes, pero una de las más decepcionantes es cuando alguien que estimamos se aleja del Señor. Especialmente cuando has pasado incontables horas no solo enseñando y hablando con esa persona, sino que has compartido muchísima información con ésa persona, y por un tiempo pareciera que funcionó, pero más tarde esa persona se retira de la fe.
Tal vez en algún punto del proceso de duelo, te preguntarás por qué no pudiste darte cuenta que era un falso converso. Tal vez cuestionas tu capacidad para discernir quién es sincero en su camino hacia Jesús y quién se dice cristiano, pero no lo es realmente. El internet está lleno de gente que se dice cristiana, que sube videos y tiene comunidades y páginas… y la realidad es que no son cristianos, pero dicen serlo para obtener la confianza de los demás, o bien ellos se creen cristianos, pero son falsos conversos.
Felipe fue uno de los primeros diáconos en la Iglesia. Fue seleccionado por los discípulos y luego se convirtió en un increíble evangelista. De hecho, cuando Esteban fue martirizado, Felipe fue enviado a Samaria y Judea para difundir el Evangelio más allá de los confines de Jerusalén. Y vemos que el Señor lo usó mucho. Felipe es un ejemplo de una verdadera conversión.
Pero en el libro de Hechos también encontramos al primer falso converso. Simón, el mago, era un hombre a quien la gente prácticamente adoraba. Podía hacer cosas increíbles que hicieron que la gente pensara: “Este hombre tiene lo que se llama el Gran Poder de Dios”. Simón el mago viene siendo lo que son los ocultistas y nuevaeristas actuales, quienes pueden hacer “grandes obras” e incluso “sanaciones” usando a espíritus malignos a su servicio.
Cuando apareció Felipe, la Biblia nos dice de Simón el mago que 1) él creía, 2) que se había bautizado, y 3) que siguió a Felipe. Pero tan pronto como aparecieron Pedro y Juan, nos damos cuenta de que Simon era un falso converso, y nos preguntamos cómo fue que Felipe no se dió cuenta. Tal vez a muchos de nosotros nos pasa lo mismo y no nos damos cuenta cuando estamos en presencia de un falso converso.
Obviamente, nuestro objetivo es dedicar tiempo a traer a las personas a Cristo, y ningún esfuerzo es una pérdida de tiempo, pero hay un sentido en el que queremos usar nuestro tiempo sabiamente y poder plantar semillas donde la tierra es fértil, en lugar de plantar semillas donde hay piedras o tierra mala. Por lo tanto, es normal preguntarnos: ¿Hay alguna forma de poder reconocer a las ovejas de entre las cabras en esta vida?
Simón tenía cuatro indicadores de una falsa conversión que Lucas señala en la breve historia de Hechos 8: 9-24, los cuales podemos aplicar a todos los falsos conversos. Estos no abarcan la totalidad de las señales de un falso converso, pero son un comienzo útil para que puedas crecer tu discernimiento.
1.- Están centrados en sí mismos
En otras palabras, les gusta ser exaltados por otros. Se trata de buscar atención y querer ser notado, admirado o considerado que sabe más que los demás. Esto, ciertamente, es un elemento de narcisismo, el cual encontramos en mucha gente que posa como “maestros” espirituales. El narcisismo y el egocentrismo es un mal que sigue avanzando a grandes pasos en la humanidad, y es totalmente contrario a las enseñanzas de Cristo, quien nos pide que renunciemos a nuestros egos y lo sigamos. Un narcisista no puede ser un verdadero converso hasta que llegue a un punto de quiebre donde ese ego sea humillado.
En la nueva era, encontramos esos egos delirantes, donde dicen que todos somos dioses y que tenemos la capacidad de mandar sobre nuestras vidas y las de los demás. La idea de obtener poderes, de “iluminarse” y de ascender son parte de ese ego que no reconoce que fuimos creados y que dependemos de un Creador. Ninguna de estas personas se creó a si misma, ni eligió su país, ni a sus padres, ni el género con el cual nacerían, y tampoco pueden decidir no morir. Los nuevaeristas confunden el falso poder dado por la serpiente que les dice que pueden ser como dioses, y desgraciadamente se encaminan a una mala sorpresa al final de sus vidas, cuando se den cuenta de que había un Creador al cual despreciaron, para creerse ellos mismos dioses.
En el caso del cristianismo, vemos a muchos pastores y personas en internet y en canales de YouTube posando con fotografías donde modelan como maestros, realmente es evidente que desean ser seguidos por quienes son ellos, y lo peor es que muchas veces propagan doctrinas equivocadas y mentiras del enemigo, y por sus mismos egos, rechazan la corrección.
En Hechos 8:9, Simón afirmó ser alguien genial. Simón tenía que ver con exaltarse a sí mismo y robar de la gloria de Dios. De hecho, la respuesta del pueblo fue exaltar a Simón a un estado de adoración, alegando que tenía el poder de Dios. Cuando Felipe apareció con verdaderos milagros, Simon decidió subirse al carro, esperando retener la influencia que tanto había trabajado para conseguir. Estaba absolutamente obsesionado con su imagen.
Los falsos conversos realmente no aman a Dios y no les importa si Dios recibe la gloria de sus vidas; más bien, están detrás de las emociones baratas de reconocimiento y atención. La falta de amor por la gloria de Dios se manifiesta en la falta de evangelismo. Aquellos que están centrados en sí mismos solo se preocupan por cómo Dios puede afectarlos y mejorar sus vidas, y no están interesados en recoger una cruz para seguir a Cristo (Lucas 9:23). Muchos maestros que promueven el evangelio de la prosperidad, tal como Joel Osteen, están más interesados en lo que Dios puede darles, que en ellos entregarse a Dios aunque esto les represente pruebas, sacrificio y dolor.
2.- No están dedicados a Jesús
Simón parecía ser un seguidor de Jesús en Hechos 8. Pero como ya hemos visto, simplemente se limitó a aferrarse a su influencia y adaptarse a lo que quería la cultura que le rodeaba. La mayoría de las personas alrededor de él estaban entregando sus vidas a Jesús, y para encajar, él también trató de aceptar a Cristo. Él realmente no amaba a Jesús, simplemente quería que Jesús le diera lo que finalmente buscó: los deseos de su corazón carnal. Él malentendió completamente la salvación y pensó que bastaba con que creyera, fuese bautizado y siguiera a Felipe.
Pero, como sabemos, la salvación no es por acciones, sino más bien, es un cambio de corazón que Dios realiza en una persona. En última instancia, Pedro sólo necesitó una conversación para darse cuenta de que este hombre no se había salvado realmente. Los falsos conversos malinterpretan completamente la salvación y piensan que es a través de sus acciones que se salvarán. Sus corazones declaran algo completamente diferente. No aman realmente a Jesús y solo están detrás de los beneficios de lo que Jesús puede aportar a sus vidas. Son los primeros que se quiebran y abandonan la fe cuando no reciben lo que creen que merecen.
Algunas personas creen que Dios está obligado a cumplirles sus peticiones y deseos, y si no lo hace, dejarán de alabarlo. Este acercamiento hacia Dios lo considera como un genio de la lámpara más que un Dios todopoderoso, y quien como buen padre, te dará solamente lo que necesitas para el crecimiento y salvación de tu alma, y no le temblará la mano para castigarte o negarte una petición.
Pongamos como ejemplo a una persona que decide creer en Jesús únicamente para ver si la sanan de un dolor de cadera que la viene afectando desde hace años. Ya hemos comentado en éste artículo que muchas veces las sanaciones son dadas por el enemigo, y que las enfermedades y aflicciones son permitidas por nuestro Creador. Lo que una persona debe considerar es el final eterno de sus almas, y no los deseos momentáneos o carnales. Aunque desear estar sano es un deseo natural y muy legítimo, una persona que solamente está buscando un cierto resultado a través de Cristo se irá si se le niega lo que pidió.
Otro ejemplo es aquella persona que dice convertirse a Cristo pero solamente porque su pareja lo ha hecho. Estas personas pueden modificar sin problema su sistema de creencias a cambio de no perder a una persona. Recordemos que poner a cualquiera antes que a Dios es idolatría. Esta persona solo dice ser cristiano/a para agradar a su pareja, y para poder seguir al lado de ella, y no por convencimiento personal. Una persona que tenga trastornos narcisistas muchas veces es moldeable como la masilla para moldear de los niños, puede ajustar sus creencias para mimetizarse con sus víctimas, y puede seguir con sus viejas creencias, ahora encubiertas bajo el nombre de “cristianismo”. Es por esto que encontramos tantas similitudes entre las prácticas nuevaeristas, muchas prácticas católicas y las prácticas orientales. Solo le cambian los nombres, pero siguen haciendo lo mismo. Unos creen que hablan con extraterrestres y otros con Sananda ( el falso Cristo ). Y son falsos conversos porque su conversión no se dió en un momento en el cual llegó el rompimiento de su ego y la humildad de ponerse de rodillas y clamar a Dios por ayuda. Simplemente, adaptaron sus creencias porque así les convenía.
Pongamos un ejemplo práctico: Renata y Marcelo son una pareja de nuevaeristas. Mientras que Marcelo comienza a darse cuenta que algo anda muy mal en su vida, a cuestionarse las prácticas en que anda metido, lo cual lo lleva a investigar, a pedir respuestas y a darse cuenta que sus prácticas son contrarias a la voluntad de Dios, Renata parece muy tranquila de seguir en ese camino. Marcelo se deshace de todos sus libros de nueva era, rompe contacto con los grupos con los que hacía rituales paganos, y llora al darse cuenta de sus errores pidiendo perdón al Padre. Pero Renata conserva sus libros bajo excusa de “tenerlos para poder estudiarlos mejor”, no rompe con los círculos de amistades porque “son amistades de muchos años”, y justifica sus prácticas diciendo que “ella no sabía que eran malas” y que “eran parte de su forma de ganar un dinero que realmente necesitaba”. Mientras que Marcelo está realmente arrepentido, Renata no siente ninguna culpa ni arrepentimiento de lo que hizo. Renata aparenta haber salido de esas prácticas, pero simplemente las adapta para que Marcelo no se enoje con ella. Marcelo decidió dejar todas sus prácticas por arrepentimiento, vergüenza ante el Creador y sincero pesar por haber participado en ello. No se exculpa, sino que admite que fue su responsabilidad haber seguido esas prácticas. Pero Renata no se ha arrepentido realmente, si deja de hacer ésas prácticas es solo para no perder a Marcelo, y de una forma u otra justificará sus acciones, y muy seguramente adaptará lo que hacía antes en una forma de pseudo-cristianismo. Pero Dios lee los corazones, y sabe quién está sinceramente arrepentido y quien no lo está, y quién ama al Señor por encima de cualquier otra cosa o persona, y quien dice aceptar al Señor solamente por otros motivos.
Hemos escuchado muchos casos así en las personas que nos contactan. Uno de los en la pareja tuvo una conversión sincera, pero el otro no. El otro nunca se arrepintió realmente de nada, pero con tal de no perder a la pareja, hicieron una oración a Jesús y listo. Como Dios lee nuestros corazones, sabe quién es sincero y quien no lo es. Y muchas veces las personas batallan mucho ya que indican que “ambos” ya nacieron de nuevo, pero que siguen teniendo problemas, cuando en realidad solo uno de ellos nació de nuevo, y el otro solamente quiere seguir la corriente. En estos casos, es difícil para estas personas entender que el nacer de nuevo es un camino muy individual y no de grupo, y que puede darse que en una pareja, en una familia o en un grupo, solo uno nazca de nuevo y los demás no.
A nivel de las conversiones “convenencieras” (para que Dios nos dé algo que queremos) podemos decir que como humanos, muchas veces actuamos como niños, y nos enojamos porque los padres no nos dan las cosas que queremos, y buscamos por otra parte quién si no las puede dar. Muchas veces no consideramos que si nuestros padres no nos dan algo, es por nuestro bien, o para que aprendamos una lección. A veces el dolor de una enfermedad logra provocar la humildad en una persona para que se arrepienta y encuentre a Cristo. Pero si una persona “se convierte” con cualquier otro fin que no sea arremangarse las mangas y seguir al Señor, por amor a él, entonces se puede decir que lo que busca es su conveniencia y no es un amor verdadero. A Dios no lo podemos engañar con un amor falso: él conoce nuestros corazones.
3.- Tienen una actitud egoísta
Aquí es donde los motivos de Simon el mago se aclaran. Hechos 8: 18-19 nos muestra el corazón de Simón. Ofreció a Pedro y Juan dinero para poder tener al Espíritu Santo y hacer los milagros que ellos estaban haciendo. Por supuesto, esto es una tontería y nos muestra una profunda incomprensión de cómo funciona el Espíritu Santo.
Tal como en la nueva era, la gente paga muchísimo dinero para activar sus dones, la kundalini, abrir los chakras y activar el ADN… creen que esas cosas se pueden comprar, y lo peor, se someten en manos de “maestros” que están totalmente controlados por el enemigo, y lo que reciben son espíritus impuros, creyendo recibir “empoderamiento”.
Observen por qué Simón quería los dones espirituales. Él quería dones espirituales para poder usarlos e impresionar a los demás, y sentirse bien consigo mismo. Él tenía razones completamente egoístas. Pero, una simple lectura del Nuevo Testamento nos enseñará que los dones espirituales solo se nos dan para poder servir a quienes nos rodean. Su único objetivo es para servir a los demás. De hecho, como hemos comentado, muchos dones que estaban activos en los tiempos de los apóstoles ya han cesado, porque su cometido es que la gente creyera en el Evangelio, y vieran quién venía realmente de parte del Señor y quien no.
Hoy en día, muchas iglesias promueven ciertos dones espirituales, y también alientan a aquellos en sus congregaciones a experimentar con dones espirituales que no fueron destinados para ellos. Incluso si lo hacen involuntariamente, están organizando sus congregaciones para ver los dones espirituales como una manera de promocionarse frente a los ojos de los demás. Este es un completo malentendido de los dones espirituales y muestra un amor egoísta que, en el mejor de los casos, es peligroso.
Cristo, por otro lado, les enseña a sus discípulos que para ser grande, uno debe estar dispuesto a servir (Marcos 9:35). La vida cristiana es una vida de autosacrificio, cada cristiano está llamado a eliminar los deseos egoístas y estar dispuesto a poner el interés de los demás por encima del suyo propio (Gálatas 5:13).
4.- No comprenden lo que es el arrepentimiento
Simón el mago mostró una falta de comprensión de lo que es el arrepentimiento. Primero, Pedro lo reprendió. Pedro expuso las intenciones de su corazón y lo reprendió sobre su pecado. La respuesta de Simón es reveladora. Él se preocupó por lo que dijo Pedro, pero no porque disgustara a su Salvador, sino porque estaba preocupado por las consecuencias. Él no quería que le sucediera lo que Pedro dijo que le sucedería. Analicemos su respuesta: “Oren al Señor por mí, para que nada de lo que han dicho pueda venir sobre mí”.
No solo estaba más preocupado por las consecuencias sobre sí, sino que también malinterpretó cómo funciona el arrepentimiento. Él les pidió que oraran por él. Pero el arrepentimiento es un deseo constante de ser puro delante de Dios. El arrepentimiento no necesita que otros intercedan, sino que es el acto de una persona que se humilla ante su Padre y solicita perdón, y muestra deseos de cambiar. Y esto no sucede solamente en el momento de la conversión, sino que es algo continuo todos los días. La conversión no es como una vacuna contra la gripe: “Ya lo hice. Me arrepentí. Ya creí.” La pregunta es: ¿continúas arrepintiéndote del pecado? ¿Sigues creyendo?
La parábola de Jesús sobre el esclavo que no perdona (Mateo 18: 21-35) enseña un hecho simple, y es que si no estás dispuesto a perdonar a alguien más, entonces probablemente no has experimentado verdaderamente la gracia. También se podría decir que alguien que no se arrepiente del pecado después de convertirse en cristiano, probablemente no sea cristiano. La humildad de un cristiano no desaparece en la conversión, sino que continúa en su santificación. A medida que su amor por Cristo aumenta, su odio por el pecado aumentará también, y se manifestará en un deseo de admitir el pecado y continuar arrepintiéndose diariamente.
Por otro lado, los falsos conversos odian la confrontación. Se cierran y se defienden, o, mejor aún, atacan para mantener a raya al quien ose reprenderlos. No pueden creer que podrían haber pecado de alguna manera. Los falsos conversos son orgullosos y nunca se responsabilizan de los pecados que han cometido. En otras palabras, están ciegos a su pecado.
Para la iglesia primitiva, el haber logrado que un “mago” como Simón se “convirtiera” hubiese sonado a una gran victoria, y tal vez Felipe también quedó cegado por esto. Pero Simón tenía todos los motivos incorrectos para venir a Cristo, y, aunque no fue evidente al principio, sus verdaderas intenciones salieron al tiempo. Identificar y señalar a un falso converso puede ser extremadamente doloroso, pero cada vez que sucede, podemos estar agradecidos de que Dios ha cambiado nuestros corazones y nos ha dado una nueva vida. Cuando los falsos conversos se marchan, también es más probable que valoremos a los verdaderos cristianos que han sido fieles en seguir a Cristo durante tantos años, y que le siguen diciendo NO al mundo, y SI a Cristo.
La serpiente busca que nos exaltemos a nosotros mismos… y muramos. Cristo nos lleva a renunciar a nosotros mismos, a nuestro ego, y ser libres.
Es muy triste decirlo…pero hay mucha gente que se considera cristiana y no lo es, a mi es lo que más me impacta, por que parecen buenos pero luego sus acciones no son de gente que quiera parecerse a Cristo…al contrario son gente egoísta que solo piensan en su bienestar…
Y si pertenecen a un grupo cristiano se encierran en ese grupo y dejan de lado las necesidades de otras personas ya sean cristianas o no…ellos tienen su grupo y de las demás personas ni se interesan aunque pasarán necesidad…en fin…muy triste…