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12 señales de que una persona está verdaderamente arrepentida

12 señales de que una persona está verdaderamente arrepentida

Algunos se preguntarán porqué categorizamos esta entrada relacionada al verdadero arrepentimiento debajo del tema de “narcisismo”. Y es que para algunas personas, el tema del arrepentimiento en base a la definición de la Biblia pareciera estar desapegado de la vida diaria, cuando en realidad, la Biblia responde muchas de las preguntas que tienen que ver con las desviaciones del comportamiento humano resultantes de su caída. 

Nuestro blog toca el tema del narcisismo, ya que es un reflejo precisamente de la actitud de una persona cuando su corazón no está alineado con nuestro Creador, y cuando esta persona vive para sí misma solamente.  Lamentablemente, debido a la gran cantidad de personas que no siguen a nuestro Creador y no se han arrepentido, es prácticamente un hecho que algún día vas a entrar en contacto (si no es que ya lo estás desde hace tiempo, incluso con algún miembro de la familia) con una persona narcisista en diferentes grados. Es solamente cuando una persona llega a la humildad, pone su vida en manos de Dios y pone en práctica el amar a Dios y a los demás, que esos patrones de narcisismo (que esencialmente son clásicos de las personas centradas en sí mismas) pueden desaparecer. Y mucho del tema del arrepentimiento es clave dentro de la regeneración y la sanación de los patrones narcisistas.

Un corazón arrepentido es regenerado por nuestro Creador a través de Cristo y de la presencia del Espíritu Santo. Sin embargo, estar verdaderamente arrepentido implica una serie de acciones que se tienen que demostrar más allá de las palabras. Mientras que nuestro Dios puede ver los corazones y se da cuenta quién está verdaderamente arrepentido, y quién solo lo dice en palabras, nosotros todavía tenemos que desarrollar el discernimiento para detectar el verdadero arrepentimiento en una persona.  En el caso de las relaciones humanas, como familiares o románticas, existen muchos casos de abuso donde el perpetrador solo dice “lo siento” en palabras vacías, para volver a sus mismas actitudes una y otra vez.

Sin arrepentimiento verdadero, nuestro Creador no puede perdonar los pecados, y quien muere en sus pecados, le espera la consecuencia del lago de fuego. Igual sin arrepentimiento verdadero, un abusador nunca puede cambiar, y deberá recoger los frutos de sus acciones.

Hay momentos en la vida que es útil saber si una persona está verdaderamente arrepentida. A veces es difícil conocer el verdadero estado del corazón de otras personas… la gente se ha vuelto experta en fingir cosas que no siente de verdad, y por ello a veces nos preguntamos:  ¿Hay dolor piadoso y arrepentimiento verdadero, o dolor mundano y cambio temporal?

Cuando hay un arrepentimiento verdadero y duradero, la restauración puede ocurrir como se menciona en Gálatas 6:1:

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Unos pocos versículos antes de la instrucción de Jesús en Mateo 18 sobre la disciplina de la iglesia nos brindan ayuda para determinar si una persona está verdaderamente arrepentida. Podemos analizarlo a través de las siguientes preguntas: ¿Estaría dispuesta la persona arrepentida a cortarse una mano o arrancarse un ojo en lugar de repetir el pecado? Es decir, ¿está él o ella dispuesto a hacer lo que sea necesario para luchar contra el pecado? Las personas arrepentidas, por lo general, son muy asertivas para deshacerse de su pecado. Eso es lo que el Espíritu de Dios hace dentro de ellos. Cuando esto sucede, uno puede esperar ver una buena disposición para aceptar ayuda externa, la voluntad de incomodar sus horarios, de afectar sus ingresos, la voluntad de confesar cosas vergonzosas. La voluntad de hacer sacrificios financieros, perder amigos o terminar relaciones.

Un buen ejemplo puede ser con dos personas que estaban metidas en la nueva era. Una se arrepiente sinceramente y suspende los cursos que daba, quema todos sus materiales de la nueva era, cierra su blog y emite un aviso a todos sus seguidores para que salgan de los engaños. Pese a que gastó mucho dinero en certificarse como reiki master o lector de registros akáshicos, no le preocupa perder ese dinero, sino que su temor es perder las almas de los que le seguían, y deja de dar lecturas psíquicas aunque le servía el dinero extra.

La otra persona se da cuenta del error de las prácticas en las que está, sin embargo no cierra su terapia (“es que pagué mucho para certificarme, ahora no lo puedo desperdiciar”) sigue en los mismos círculos sin tratar de hacerlos ver la verdad (“es que mis amigos me van a dejar de hablar si les hablo de Cristo y la Biblia”) conserva sus diplomas y cuando le piden una terapia, accede porque “anda corta de dinero, y tiene que hacerlo o morir de hambre”.

A esto se refiere Cristo cuando dice que si tu mano es ocasión de pecado, es mejor que te la cortes antes que ser lanzado al fuego con tu cuerpo completo. Es mejor quedarte sin plata o sin amigos, que perder tu vida eterna.

Pablo también explica la diferencia que hay entre un arrepentimiento sincero y divino, y uno temporal y mundano, en 2 de Corintios 7 10-11:

Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.

Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.

El arrepentimiento mundano, o la tristeza del mundo, es un arrepentimiento egoísta y centrado en sí mismo. El arrepentimiento divino o la tristeza que es según Dios, es un arrepentimiento sincero que no depende de nada externo, sino que la persona pone en sí misma toda la responsabilidad. Podemos encontrar varios ejemplos en la Biblia:

Cuando el rey Saúl conquistó a los amalecitas, desobedeció las instrucciones del Señor y fue confrontado por el profeta Samuel. Saúl dió excusas. Él insistió en que había obedecido al Señor. Él puso la culpa en otros. Afirmó que salvar a los rebaños para sacrificarlos al Señor fue idea del pueblo. Fue entonces cuando Samuel pronunció estas palabras memorables: “He aquí, obedecer es mejor que el sacrificio”. (1 Samuel 15:22) Saúl admitió ante el profeta: “He pecado”, pero pidió ser honrado a los ojos de sus mayores. Quería evitar el reproche público, para evitar la pena. Quería que su reputación permaneciera intacta. Él confesó su pecado, pero se mantuvo egoísta hasta el final.

Cuando el profeta Natán confrontó al rey David por su pecado, su reacción fue decididamente diferente. Su pecado fue grave, ya que había cometido adulterio con una mujer casada y luego arregló la muerte de su esposo para encubrirlo. En el momento en que se revelaron sus crímenes, David se derrumbó. Él confesó: “¡He pecado contra el Señor!”. Luego clamó al Señor, ayunó, y se tendió en la tierra día y noche durante siete días, suplicando por la vida de su hijo. Aún cuando David fue castigado y su hijo murió, él no se puso a culpar a Dios o hacerse la víctima. David no estaba preocupado por sí mismo. No le importaba nada de lo que pensaban los demás. Se lamentó ante Dios por el efecto que su pecado tuvo en los demás.

Aquí, en marcado contraste, vemos la diferencia entre el dolor mundano de Saúl y el dolor piadoso de David. Uno es completamente egoísta, y solo se preocupa por el costo personal del pecado. El otro es el dolor hacia Dios, y se preocupa por la ofensa a su santidad y el impacto del pecado en los demás.

La confesión y el arrepentimiento de David ante Dios se muestran vívidamente tanto en el Salmo 32 como en el Salmo 51. No hay rastro de egoísmo en las palabras de David. Él era un hombre quebrantado.

Podemos poner otro ejemplo de la vida real. Dos hombres se presentan ante Dios porque han sido expuestos en su pecado sexual. Ambos han lastimado a sus familias. Ambos han perdido sus trabajos. Ambos han sufrido pérdidas financieras. Ambos han incurrido en daños a su reputación. En muchos sentidos, sus historias son idénticas y muy comunes. Sin embargo, su reacción a su situación es muy diferente.

El primer hombre clama a Dios, suplicando misericordia, porque sus pecados son una afrenta para Dios mismo. Suplica, no por sí mismo, sino por su esposa e hijos. Él sabe que las pérdidas en las que ha incurrido han perjudicado a otros, pero son justas por sus pecados. Pide perdón porque pierde la comunión con Dios. Él llega a comprender que Jesús ha pagado por sus pecados con su sangre. Él tiene un verdadero cambio de corazón, y odia el pecado que una vez amó. Por la fe él recibe el perdón de Dios, y es limpiado y restaurado.

El segundo hombre también clama a Dios. Él confiesa sus pecados. Él admite su pecado. Pero él permanece completamente centrado en sí mismo. Se lamenta por sus pérdidas. Se lamenta del trato injusto que ha recibido. Él exige justicia. Tiene gran remordimiento y pesar, pero por su propio dolor, y no por el dolor de los demás. No hay quebrantamiento. Finalmente, se sumerge en la autocompasión y la desesperación.

Dos reacciones muy diferentes. Una es la tristeza divina, y la otra es mundana. Una lleva a la salvación y la vida. La otra lleva solo a la muerte.

Pablo termina de indicar los elementos clave del verdadero arrepentimiento:

¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.

A lo que se refiere es a la reacción que la persona tiene ante el reconocimiento de su pecado. Podemos citar como ejemplo a quienes se dieron cuenta que estaban en pecado de brujería con todas sus prácticas de la nueva era, y asustados e indignados, quemaron todos los libros, materiales, se deshicieron de todo y con mucha vehemencia se pusieron a advertir a todos los que estaban en sus círculos y amistades al respecto. Una persona que realmente se asusta al conocer su pecado no tarda en eliminar todo lo que tenga que ver con él, y al paso del tiempo, sentirá indignación y disgusto por haberlo cometido.

12 señales de que una persona está verdaderamente arrepentida

1.- Nombramos nuestro pecado como pecado y no lo encubrimos ni lo disfrazamos, ni lo llamamos un “problema”, y además, demostramos “dolor piadoso”, es decir, un dolor principalmente sobre haber cometido el pecado en sí, no solo tener pena por ser sorprendido pecando, o tener que lidiar con las consecuencias del pecado.

Un ejemplo de esto es cuando una persona que peca le hecha la culpa a todos menos a sí mismo:  es que me drogo porque me va mal con mi pareja…. es que soy violento porque mis papás no me entendían de niño… es que cometí adulterio porque mi pareja se descuidó en su arreglo físico…   

A diferencia de una persona realmente arrepentida, por ejemplo: estuve engañado por la nueva era y me metí a hacer adivinación y brujería, lo cual está en contra de la voluntad de mi Dios y Creador, YO fui responsable de hacer algo incorrecto, y me siento terrible de haberlo hecho, y nunca más lo haré, al grado que he quemado mi tarot y he dejado de ir a reuniones con amistades que son psíquicos y que se juntan a leerlo.

Quien trata de asignar la responsabilidad de su pecado a otros o incluso a alguna circunstancia, no está arrepentido, está buscando justificar su pecado.

2.- Confesamos el pecado antes de ser descubiertos en el mismo, y antes de que las consecuencias de nuestro pecado nos alcancen.

Un ejemplo perfecto es lo que sucedió recientemente con el “vigilant christian Mario”, un YouTuber Canadiense ex-nuevaerista que se decía cristiano, del cual advertimos en este video. Hubo personas que nos escribieron pidiendo que no fuéramos tan duros al hablar de Mario, que él estaba haciendo algo bueno pese a todo… y hace pocas semanas se destapó que Mario seguía enviando fotos de él y de sus amigos desnudos a las chicas, y que se seguía drogando. Se destapó su doble vida. Nosotros más que nada habíamos sonado la alarma con este chico puesto que era muy claro el gran lucro que le generaba su canal y las donaciones de sus seguidores.

Honestamente, ya no quisimos hacer un video solamente para hablar otra vez de nuestras advertencias sobre Mario, además que ya existen muchos otros videos en inglés denunciándolo. El mismo ya lo admitió, y pese a eso, utilizó la famosa excusa de que “el rey David había pecado también, y hasta peor que él”. Una persona arrepentida no se porta como un niño comparando lo que hicieron con los demás.  Mario intentó cubrirse las espaldas comparándose con el rey David (buscando encubrir su pecado) diciendo que su vida es muy difícil y por eso había vuelto a caer (trasladando la culpa) y confesando su pecado a sus seguidores hasta que la chica que recibió las fotos lo expuso (hasta que las consecuencias lo alcanzaron).

Hemos advertido de Mario y de toda la comitiva de gente que se asocia con él, como Steven Bancarz, incluso Doreen Virtue… es importante darse cuenta de estos detalles, porque en ninguno de los testimonios de conversión a Cristo de todos esos nuevos cristianos existe un arrepentimiento real en base a los 12 puntos que estamos elaborando en este artículo. Solo hay excusas y testimonios cargados de “experiencias místicas” donde se les presentó un Jesucristo muy amoroso, que no los reprendió por su acciones pasadas y que supuestamente les dio una misión.

3.- El pecador verdaderamente arrepentido confiesa inmediatamente o muy poco después su pecado. El arrepentimiento real suele ir acompañado de transparencia.

El encubrimiento y el hecho de que una persona como Mario no se sintió “reprendido” sino hasta que se descubrió lo que estaba haciendo, nos habla de falta de transparencia. 

4.- El pecador verdaderamente arrepentido tiene la voluntad y hace lo que sea necesario para resarcir el daño, hacer las cosas bien y para demostrar que ha cambiado.

Un ejemplo puede ser que de nada sirve que tu pareja te diga que está arrepentida de haberte engañado con otra persona, si no deja a esa persona, si no cambia su actitud y si no se pone en acción para resarcir el daño causado.

5.- La persona que pecó es paciente con aquellos a quienes ha lastimado o victimizado, dedicando todo el tiempo necesario para escucharlos, sin saltar a defenderse.

6.- La persona que pecó es paciente con aquellos a quienes ha lastimado o victimizado mientras procesan su dolor, y no los presiona para que lo perdonen.

Esto es un tema recurrente y que desgraciadamente quiere utilizar la exhortación de “perdonar siempre como Dios nos ha perdonado”, la cual es muy utilizada por los narcisistas o abusadores para hacer que sus víctimas los perdonen. El decir: “no soy perfecto”, “Dios nos perdona a todos, entonces tú me debes perdonar”, “si no perdonas, tú estás pecando”, “¿no que eres cristiana? entonces deberías ser más compasiva” son frases que se usan con frecuencia para crear un sentimiento de culpa inducida en las víctimas, para que sigan con los abusadores. Es cierto que Dios perdona… pero solo a los que se arrepienten. Los que no se arrepienten, tienen su castigo. Si una persona causó un daño, en lugar de presionar para recibir un perdón, debería enfrentar el rechazo de su víctima con paciencia y entender que finalmente el daño que causó es muy real y tomará tiempo en ser borrado, tal como un jarrón de vidrio que se rompe en pedazos se puede pegar, pero no quedará exactamente igual.

7.- El pecador verdaderamente arrepentido está dispuesto a confesar su pecado incluso frente a consecuencias graves (como someterse a la disciplina de la iglesia, tener que ir a la cárcel o dejar que un cónyuge lo deje).

Muy pocas personas llegan a un grado de arrepentimiento tal, que entienden que deberán de sufrir las consecuencias de sus actos. Es por ello que hay pastores y sacerdotes que prefieren mentir y seguir manteniendo sus fornicaciones en secreto antes de ser expulsados de su congregación. Otros harán lo que sea para que no se sepa que robaron o que cometieron un crimen para evitar la cárcel o peor, las penas capitales (como lo vemos en el caso de los psicópatas, quienes negaron y negaron sus crímenes hasta un día antes de su ejecución). O tenemos el caso de la chica que prefiere mentir antes que confesarle a su esposo que lo engañó con otro, poniendo de pretexto que no quiere romperle el corazón, cuando en realidad lo que teme es la consecuencia, es decir, que la dejen.

Hay unos documentales muy interesantes sobre este tema del verdadero arrepentimiento que puedes considerar si deseas profundizar al respecto. Son entrevistas con personas que están presas por crímenes fuertes, como asesinatos, una serie de entrevistas son con varones, y hay otra serie de entrevistas con mujeres. Podrás ver a algunos/as que se enojan, mienten y niegan una y otra vez su crimen, por tanto no están arrepentidos. Y podrás ver a otros que lo admiten, lloran, sienten que nadie los va a poder perdonar por sus actos. Estos son los verdaderamente arrepentidos, y quienes clamen a Dios y se acerquen a Cristo, pueden ser perdonados.

8. La persona que pecó puede lamentar las consecuencias de su pecado, pero no se enoja ni actúa resentida. Esta persona realmente arrepentida entiende que a veces nuestro pecado causa un gran daño a otros, y que no se cura a corto plazo (o quizás nunca).

9. Si el pecado implica una adicción o un patrón de comportamiento, la persona buscará ayuda hasta encontrar una manera de sanar su adicción o patrón nocivo.

10. La persona realmente arrepentida no se enoja por tener que admitir su responsabilidad, la reprensión de los demás ni la disciplina de la iglesia. No se pone como gato boca arriba para defenderse, sino que escucha con humildad y contrición.

En el caso de Mario, una de sus reacciones fue amenazar a otros canales de YouTube norteamericanos que lo expusieron con demandarlos, lo cual nos habla de una actitud muy contraria a la humildad de un verdadero arrepentimiento. 

11. La persona realmente arrepentida busca consuelo en la gracia de Dios en Jesucristo, y no simplemente busca estar libre de las consecuencias de su pecado.

12. La persona realmente arrepentida es humilde y está abierta a escuchar. La persona que no está sinceramente arrepentida se defenderá con todo para tratar de justificar su pecado y muchas veces se enojará y tratará de intolerantes a quienes le señalan su pecado.

Si quisiéramos, podríamos poner tantos ejemplos con los mensajes que recibimos de parte de personas que llegan al blog. Están las que leen, analizan, se dan cuenta, se arrepienten y piden ayuda, buscan consejo y están abiertos y humildes ante descubrir su error… y están los que ofenden, los que amenazan, los que nos llaman retrógrados, intolerantes, cerrados de mente y poco “evolucionados”. Simplemente en los comentarios se puede ver quiénes se arrepienten de verdad y quienes solo quieren defender su pecado.

¿Cuál es la principal causa por la cual una persona no se arrepiente?

La más grande causa que evita el arrepentimiento de una persona, es cuando esa persona considera que no ha hecho nada malo ni nada de lo cual deba arrepentirse. Nuestra sociedad actual considera que el humano es más que nada bueno, y que sus acciones son justas y nobles, cuando la Biblia dice que el humano está caído, cede ante sus deseos malignos, se deja endulzar el oído por Satanás quien actúa a través de sus “maestros ascendidos”, “extraterrestres”, “intraterrenos” e incluso falsos Cristos, y que predican que no hay nada bueno ni malo, cuando en realidad el corazón humano está lleno de iniquidad y egoísmo. Hay egoísmo que llevan a una persona a robar (quiero lo que tu tienes) a fornicar (quiero complacerme sexualmente) a tratar de hacer magia (quiero modificar la realidad para crear la que yo quiera) y en casos de egoísmo más extremo, a matar, pero si lo analizas, todo viene de la imposición de nuestros deseos sobre los demás, o incluso sobre la voluntad del Creador. 

Si el enemigo de Dios logra hacerte pensar que no hay nada de malo con tu comportamiento, entonces nada provocará un arrepentimiento que logre salvarte.

Uno de los patrones que vemos en psicópatas y asesinos en serie es la falta de remordimiento, de empatía e incluso de arrepentimiento. Puedes leer más acerca de ello en éste artículo, pero en esencia, cada humano puede estar en un grado distinto de falta de arrepentimiento por sus acciones, llegado a los extremos que vemos en los psicópatas, pero la esencia es la misma: para ellos no hay nada de malo con sus acciones, y para ellos, primero está el complacer sus deseos egoístas.

Hace varios años, C.S. Lewis escribió un libro titulado “The Screwtape Letters”. Screwtape era un demonio maestro que escribió una serie de cartas a su sobrino Wormwood, un demonio que estaba en entrenamiento para aprender a perder las almas de los humanos.

Alguien que obviamente había leído el libro de Lewis escribió una carta siguiendo ese patrón. La carta de un demonio maestro a su alumno dice lo siguiente:

“Querido Harshwood,

He sabido que estás por graduarte con honores y comenzar tu trabajo en la tierra. Me da gusto que tu entrenamiento haya salido muy bien. Me gustaría hacerte llegar un consejo, el cual será muy útil para ti ahora que empiezas tus labores en la tierra.

Una de las cosas más importantes que aprendí sobre los seres humanos durante mi tiempo entre ellos es que ellos piensan muy soberbiamente sobre ellos mismos. Por la mayor parte, ellos se consideran buenos, morales y excelentes personas. Las faltas, los errores y las fallas de las otras personas son muy obvios para ellos, pero cuando se miran a sí mismos, todo lo que ven es lo que ellos quieren ver, y ellos se ven como intachables.

Mi consejo para ti, querido Harshwood, es alentar este tipo de pensamiento, fomentarlo lo más posible entre los humanos. Nuestro enemigo, Dios, quiere que los humanos vean sus pecados como él los puede ver, para que se arrepientan y vuelvan a él. Pero eso es lo último que queremos que pase.

Te aliento a que ciegues los ojos de los humanos, sus corazones y sus almas para que no puedan verse como pecadores. Foméntales que piensen solamente en sus puntos buenos, y lograrás mandar a miles de seres humanos al fuego del infierno.

Cuando los pastores y evangelistas prediquen sobre el arrepentimiento, conviene que intervengas para que ellos no prediquen la necesidad de arrepentirse. Que la gente que los escucha piense siempre que la Biblia habla de los pecados de otras personas, pero no de los ellos. Que piensen que ellos están bien en todo, para que nunca se arrepientan.

Mi querido Harshwood, cuando los humanos comienzan a pensar que son buenos, se llenan de orgullo, y cuando eso sucede, ellos se convierten en seres iguales a nosotros.

Te deseo buena suerte en tu trabajo. Utiliza cada truco, cada esquema, toda buena intención, todo orgullo pensando en perder más almas para el Dios de este mundo, Satanás.”

Cuando el abuso es promovido por la iglesia

Muchos abusadores y personas que no son realmente seguidores de Cristo son muy inteligentes y pueden usar incluso las Escrituras como herramienta para seguir abusando de sus parejas o familiares.

Como comentamos, muchos citarán el perdón de Dios, y serán capaces de cuestionar la fe cristiana si no son perdonados. Ellos relacionan el perdón con el seguir adelante como si nada, siendo que se puede perdonar, pero eso no implica seguir tolerando el abuso.

Por otro lado, muchos sacerdotes católicos, y muchos pastores cristianos no están muy versados en el tema del abuso, del narcisismo, de la psicopatía, etc. por tanto sus consejos pueden estar fuera de lugar e incluso terminar mal. Si un pastor se centra en decirle a una mujer que es golpeada por su marido, que se tiene que someter a él, orar por él y no hacer nada más, podríamos estar leyendo unos meses después sobre la muerte de esa mujer en manos de su pareja, y es que está demostrado que la mayoría abrumadora de los casos de violencia familiar son perpetrados por la pareja sentimental de la víctima.

El perdón debe entenderse en el contexto del arrepentimiento. También es un desafío incluso definir qué es realmente el perdón. Parte de la razón de esto es que la palabra que traducimos como “perdonar” en el Nuevo Testamento se usa en una amplia variedad de contextos.

Una razón importante por la que tenemos tanta confusión con respecto al perdón es porque en la Biblia el término se usa enteramente de manera volitiva. Esto significa que no está describiendo un estado interno del ser, emocional o de otro tipo. Es una decisión de actuar y, lo que es más importante, es relacional con respecto a la persona que ofende o peca.

Las Escrituras no nos dirigen a ser condescendientes. Nos están dirigiendo a perdonar. Si no reconocemos una distinción entre el estado interno y la acción externa (lo que se conoce como perdón interno y externo), terminamos creando un problema para los que desean obedecer las Escrituras, es decir, perdonar a quienes han pecado contra ellos.

Esto se vuelve aún más significativo cuando vemos que Jesús nos dice que nuestra propia relación con Dios (con respecto al perdón) depende de que realmente nos perdonemos unos a otros. Él no está hablando solo de la actitud de nuestro corazón, sino que está hablando de nuestra respuesta a aquellos que han pecado contra nosotros. Estos pasajes pueden ser utilizados por un abusador, si estas categorías no se aclaran y si el arrepentimiento no está incluido en nuestro entendimiento.

Jesús también nos dice que el acto externo de perdón está condicionado al arrepentimiento.  Sin embargo, esto no requiere que la relación vuelva a ser “normal” y como si nada hubiera pasado. Dicha conclusión es causada por la confusión de lo que hace la persona ofendida frente a lo que hace la persona arrepentida. La persona que se arrepiente no debe tratar la ofensa como si no hubiera ocurrido… ni tampoco la víctima debe hacerlo. La víctima debe poder reconocer los cambios que conlleva el arrepentimiento, y debe poder esperar que esos cambios sean una parte continua de cualquier relación. De otro modo, es un arrepentimiento falso que falla la prueba de las 12 señales de un arrepentimiento sincero.

Por alguna razón, a la gente le encanta mostrar más perdón a las personas abusivas que a sus víctimas. Escuchamos cosas como: “¡Sabemos que no quisiste decir eso!” Y “¿Qué hizo ella para provocarte?” Tal vez sea porque estas personas abusivas saben presentarse como víctimas, mientras que las verdaderas víctimas terminan sufriendo las consecuencias del pecado de la otra persona.

Las Escrituras tienen claro que permitir que las personas sufran las consecuencias de su propio pecado es la manera más efectiva de promover el cambio. Si se quiere ayudar a las víctimas de abuso, es necesario comprender el verdadero arrepentimiento y la responsabilidad de sus abusadores.

Proverbios 19:19 dice:

El hombre de gran ira llevará el castigo, porque si tú lo rescatas, tendrás que hacerlo de nuevo.

Esto es algo que es importante entender, especialmente por parte de aquellas personas que están en una posición de consejería ante los demás, y que deben de entender que la Biblia no está pidiendo que una persona se aguante el resto de su vida con un abusador. Nuestro Creador solo perdona al que verdaderamente se arrepiente, y está diciendo que quien no lo hace deberá llevar la carga de sus acciones. Solamente cada persona, en cada caso en particular, debe definir qué implica perdonar a otra persona, y determinar si esa persona realmente se ha arrepentido, o lo ha hecho solo de dientes para fuera con tal de evitar las consecuencias.  Cabe mencionar también que una persona puede perdonar, pero no por eso debe consentir a acceder a lo que quiera la persona que pecó contra ella.  Por ejemplo, podemos perdonar a un ladrón,  que estando drogado se metió a robar en nuestro hogar, y ya no guardaremos enojo en nuestro corazón contra él, incluso podemos dejar de presentar cargos en su contra si así lo quisiéramos, pero no por ello le vamos a dar pase libre para que se meta a robar de nuevo en un futuro.  Otro ejemplo: una persona puede perdonar a su pareja por una infidelidad, pero solo esa persona puede determinar si desea reanudar la relación con esa pareja, o quedar como amigos. Muchas personas condicionan el perdón con el hecho que la persona acceda a volver a todo como estaba antes, cuando en realidad cada caso es diferente, cada persona debe consultar con Dios y poner en oración sus decisiones tras ser víctima del pecado de alguien más. Siempre se debe perdonar, pero siempre también se debe poner en oración la situación, a fin de que nuestro Creador pueda actuar y aconsejar a través del Espíritu Santo lo que es mejor y más adecuado en cada caso.

Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.

Marcos 11:25

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6 comentarios
  • Estimadas personas de camino al regreso, mi nombre es Alejandro y desde hace algún tiempo he venido estudiando su valiosísimo material subido tanto en su blog, como los videos de youtube, de hecho en varias cuestiones me identifico, por ejemplo en las búsqueda (de buena fe) sobre los diversos caminos de la verdad, así como las diversas escuelas gnósticas como podrían ser el 4to camino, pasando por C. Castaneda, Krisnamurty, (sic) Deprak C. reptilianos, y etc. teniendo diversas amistades que se ha involucrado mucho en dichas y otras pseudo verdades como la ayahuasca, el sapo toro etc. Pero la intención de mi escrito , es por que tengo unas dudas personales en cuanto a peticiones infantiles y la posible construcción de bases parasitarias, ojala pudieran facilitarme un medio de contacto pues si son cosas que para mi son de imperiosa necesidad resolver por cuestiones de espíritus familiares.

  • Hola.. soy nueva recien ando leyendo mas o menos los artículos… soy una de esas en muchas de sus caracteristicas estoy yo, y si doy verguenza pero tenia que admitirlo por lo menos.. me falta demasiado por aprender. Pero me pregunto… es por eso que lloro tanto? Llorar mucho es signo de que? Llegó un punto en que me deprimo por todo o lloro por todo incluyendo llorar de felicidad pocas veces, estoy mal no?

    • Efectivamente Natasha, cuando uno llega al arrepentimiento, llora mucho. Uno puede llorar por muchas razones diferentes: por enterarse de que ha sido engañado/a toda su vida, por ver caerse como un efecto dominó muchas creencias que se tenían y que eran mentiras, y por darse cuenta de que le fallamos a nuestro Creador. Llorar es perfectamente normal y se puede esperar que pases por un tiempo de extremada sensibilidad, pero ten cuidado que esto no se convierta en una depresión. Si estar llorando se sigue prolongando y se unen sentimientos de no querer vivir, entonces ya estamos hablando de una depresión. Cuando uno llega a Cristo, es normal sentirse mal al inicio porque es un golpe darnos cuenta de lo alejados que estuvimos. Pero más tarde, ese sentimiento se va transformando en un enorme agradecimiento al Creador por haber mandado a Cristo a encarnarse porque no quería que nos perdiéramos todos. Hay una tristeza que es del mundo (que es como la depresión común) y hay una tristeza que es “divina” en el sentido que a través de esa tristeza y arrepentimiento puedes volver a Dios. Tú te darás cuenta de la diferencia al paso del tiempo 🙂 mucho ánimo!

  • Uno de los últimos talleres que hice antes de salir de la nueva era fue sobre el perdón. Trabajaba con diferentes técnicas como escribir cartas, meditaciones, visualizaciones con la persona que tenía el conflicto y lo perdonaba. La realidad es que no funcionaba porque perdonaba a alguién que no me había pedido perdón, ni sentía remordimiento por su conducta. Así que el resultado era que tenía el mismo comportamiento o incluso peor. Eso me causó muchos problemas psicólogicos.
    Una de las primeras cosas que hice al salir de la nueva era fue ir a confesarme, sentía mucho remordimiento y culpa.
    Después de empezar a leer la Biblia volví a encontrarme con el tema del perdón y la verdad es que me costaba mucho. Jesús siempre habla del perdón, no sólo siete veces sino setenta veces siete. Al final lo dejo en manos de Dios. Que sea el quien juzgue.

  • Otro de los casos sobre el perdón que me encontré últimamente el el caso de una vecina. El marido la dejó para irse con otra mujer, se enfermó y la nueva mujer no desea cuidarlo por lo que vuelve con su esposa. Mi pregunta es ¿Eso es arrepentimiento o interés?

    • Hola Gisela,
      Eso es algo difícil de responder, porque nosotros no podemos ver los corazones de las personas como Dios puede verlos. Hay veces que pensamos que alguien es sincero y no lo es, y hay veces que alguien realmente está arrepentido y creemos que no. Lo que sí es cierto es que el arrepentimiento demuestra frutos que se notan en las personas. Y por lo general, un verdadero arrepentimiento debe estar desprovisto de un interés personal para ser realmente un arrepentimiento. Si alguien te dice: “yo puedo cambiar pero con la condición de que vuelvas conmigo” entonces eso no es algo sincero sino condicionado. Un arrepentimiento real provoca cambios en las personas, ya sea que obtengan o no lo que deseaban.