Un gran problema del cristianismo y de muchas congregaciones cristianas es su ignorancia hacia el tema del maltrato familiar y la tolerancia que puede llevar incluso al riesgo de perder la vida.
Aunque ya hablamos más a fondo de este tema en ésta entrada, quisimos volver a tocar el tema en base a la siguiente imagen que encontramos en redes sociales, la cual pertenece al pastor calvinista John Piper:
La cita dice lo siguiente: “si el marido no la está haciendo pecar, sino simplemente la lastima, entonces yo pienso que ella aguante el abuso verbal por un tiempo, ella aguante tal vez ser golpeada una noche, y luego ya busque ayuda de la iglesia”.
Podríamos mencionar las diferencias doctrinales que tenemos con John Piper desde su adhesión al calvinismo, o sus colaboraciones con el catolicismo y con la práctica de “lectio divina” la cual es parte de la contemplación católica (una forma de meditación, de la cual puedes saber más también en éste video), pero nos limitaremos a analizar lo que dice en ésta preocupante cita, cuyo pensamiento es compartido por muchos otros pastores de todas las denominaciones.
El abuso, ya sea verbal o físico, debe ser notado desde el primer maltrato. Desde la primer palabra hiriente, jaloneo, bofetada o abuso. El dejar que una persona siga y siga bajo la premisa de otorgarles gracia, de justificar diciendo que nadie es perfecto, es un patrón tóxico que lleva a la víctima a perdonar una y otra y otra vez, siempre pensando que la persona finalmente va a cambiar algún día, y que solo Dios puede juzgarla.
Bajo la premisa de que el varón es la autoridad del hogar (que es parte de la estructura creada por Dios, pero la cual ha sido destruída por el humano pecador) se excusan muchos abusos a la esposa e incluso a los hijos. Y esto puede suceder a la inversa, puede existir la esposa abusiva también, con el marido y/o con los hijos. La imagen original del varón fuerte y protector, proveedor de su hogar se ha cambiado por un homosexual al que ya no le gustan las mujeres, o por un machista que le pega a la mujer, se gasta los ahorros en cosas inútiles y se acuesta con la que se deje. La imagen original de la mujer que es la armonía del hogar, la madre cariñosa y cuidadora de la familia se ha convertido en el peor de los casos en una feminazi que quiere abortar a su hijo porque le estorba para avanzar económicamente y que vive odiando al varón o echándole la culpa a los hijos por ser “solo una ama de casa”.
En esta nueva estructura social que el humano ha creado a través de su pecado, todos los roles se han ido pervirtiendo, y ahora se pretende decir que nuestro Creador avala el abuso y el maltrato, cuando todos sabemos que nuestro Creador es un Dios justo, que imparte disciplina (por ello existe el infierno) que no tiene por justo al pecador, y que tal como en un sistema legal humano, impone una consecuencia ante un agravio hacia otra persona.
Millones de mujeres son víctimas de los malos consejos de pastores, sacerdotes católicos, e incluso maestros de la nueva era que les dicen que tienen que aguantar el abuso. Desde un pastor como Piper que dijo la cita que arriba comentamos, como el sacerdote católico que excomulga a la mujer por divorciarse de su abusador, como el maestro de la nueva era que le dice a una chica que debe aguantar los maltratos de su “llama gemela” porque “él está sanando el karma y aún le falta sanar más para que puedan unirse en armonía”. El justificar el abuso está en todos lados, menos en la Palabra de Dios.
Les recomendamos mucho estos videos y el canal de esta chica, quien es cristiana y también habla del tema del narcisismo bajo la perspectiva cristiana. Y es que mucha gente nos ha escrito preguntando si deben permitir ser abusados por ser cristianos, y esto es otra de las desviaciones que provienen de un mal entendimiento de la Palabra de Dios.
Queridos hermanos de camino al regreso:
Bajo ningún concepto hemos de aceptar el maltrato ni verbal ni físico. Jesús en ningún momento en los evangelios hace apología de la violencia.
Un tema del que no se habla en la violencia doméstica es el del maltrato de los hijos a los padres o el maltrato a los ancianos, y es una realidad. Parece que hemos olvidado el respeto que les debemos a los padres o a las personas mayores.
Jesucristo siempre defendía a los más débiles y necesitados. El qué hacía daño a cualquiera de ellos era como si se lo hiciéramos a él. No lo olvidemos.
Amén y bendiciones para todos.